... una vez aquí... deja que tus sueños... igual que los mios, se conviertan en realidad... porque un día mis manos soñaron con rozar las suyas, y las rozaron... un día soñé con que vendría a mi... y vino...


Desgraciado quien no haya amado más que cuerpos, formas y apariencias. La muerte le arrebatará todo. Procurad amar las almas y un día las volverás a encontrar.

Victor Hugo.(1802-1885)




Carta V


Mi amada Inés:
Cansado del mutismo en el que me sumerjo cada día, ahora, en la oscuridad de la noche, quiero hablarle.
Hace días que no he vuelto a saber de usted, tantos que me atrevería a reclamarle a viva voz la vida que se llevo consigo. Ya no sé si este amor que arde en deseo es bendición o martirio, si sé que me sigue corriendo por las venas encendiendo mi carne y elevando mis más intimas pasiones. Anhelo descubrirme en su boca, deslizándome sobre su lengua, preso de cada uno de sus placeres.
Mis manos guardan aún el molde de sus caderas meciendo sobre mí cuando extasiados sucumbíamos al golpe mortal, ese que trasponía nuestra consciencia y saturaba nuestros sentidos.
¿Acaso olvidó usted el color del cielo?
Querida Inés, he esperado hasta desesperar, pero hoy me vence la espera y salgo a su encuentro, esta vez seré yo quien la busque, llamaré a su puerta antes de que caiga la siguiente luna.


Siempre suyo, Victor.

1 comentario:

  1. Muchos días en silencio, que imaginé plenos, lamento el error y le deseo suerte

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